Eledín Camacho recorre cerca de 25 kilómetros al día en su automóvil. Lo utiliza para llevar y recoger a sus hijas en la escuela, planteles que están en distintas ubicaciones en la delegación Tláhuac, y a veces para otras actividades. Él no lo sabe, pero en ese trayecto su coche genera poco más de 6 kilos de emisiones, de los cuales cerca de 4.5 kilos son contaminantes; el resto es vapor de agua.
El caso de Eledín corresponde sólo a un ejemplo en la ciudad, donde hay 4.4 millones de vehículos que producen 44% de Gases de Efecto Invernadero (GEI), considerados como un factor determinante en el cambio climático.
Para que se generen los contaminantes primero debe haber un consumo de energía, la cual proviene de la quema de combustibles fósiles, como hidrocarburos y gases.
De acuerdo con el diagnóstico de la Coordinación de Uso Eficiente de Energía (CUEE), dependiente del gobierno del Distrito Fedreal, del total del consumo energético en la ciudad, 45.48% corresponde a la quema de hidrocarburos (gasolina, diesel y turbosina), 43.35% a electricidad y 11.17% a gas natural y LP.
“Cada vez que consumimos una unidad de energía, llámese eléctrica, gasolina, quema de leña, etcétera, no tenemos conciencia de que por ese motivo se están emitiendo gases de efecto invernadero”, señala Jaime Arceo, titular de la CUEE.
Esa quema de energía está directamente relacionada con la economía del planeta y el bienestar de los ciudadanos, indica Carlos Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien considera que “se deben cambiar las formas de cómo nos relacionamos con el planeta”.
Explica que no necesariamente se debe dejar de producir energía con combustibles fósiles, como petróleo y carbón. Sin embargo, agrega, si se aspira a una mayor sustentabilidad del planeta, es necesario reducir la producción con esos elementos y buscar alternativas de abastecimiento.
“No tiene que ver con reducir las expectativas de bienestar, no se trata de que vivamos peor, de lo que se trata es de que vivamos tan bien como ahora, pero quemando mucho menos petróleo, consumiendo mucho menos recursos naturales”, señala el especialista de la UNAM.
A su vez, Rafael Loyola, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, afirma que la dependencia petrolera de México ha llevado al país a permanecer rezagado en la generación de energía renovable. Por mencionar un ejemplo, estima que en energía eólica el atraso es de al menos 30 años.
El investigador, organizador y encargado de la relatoría del simposio “La transición energética y las energías alternas: oportunidades y responsabilidades”, que se realizó en Querétaro a mediados de mayo, señala que los gobiernos, incluido el del DF, deben mirar hacia las energías renovables, a la diversificación de las fuentes, así como al ahorro y eficiencia energética.
Menciona que mientras a nivel mundial la energía alternativa alcanza hasta el 8% del total de producción en algunos países, mientras que en México no representa ni el 1%.
Liderazgo, Respeto,Tolerancia.
3 comentarios:
Interesante tu artículo pero me gustaría que incluyeras fotos. Bonito diseño del Bloc.
Jajaja esta muy padre
esta bn
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